¿En qué creen los que no creen en las conspiraciones?

La idea de un mundo sin conspiradores es tan verosímil como el terraplanismo.

4/26/20252 min read

Decir “No creo en la conspiraciones” es análogo a decir “No creo en las guerras” o “No creo en las hambrunas”. En la historia, en la política, no es que existan las conspiraciones: es que no existe otra cosa. Bueno, quizá exagero, si bien a Julio César, Maria Antonieta o al Zar Nicolas II, entre tantos otros, no les parecería tan exagerado.

Hay otras conspiraciones sobradamente reales, aunque menos célebres. Una de ellas es el MK Ultra, proyecto de control mental diseñado por la CIA y cuyo paciente más célebre, hasta donde yo sé, fue el a su vez conspirador Unabomber. El MK Ultra no es una invención de un loco de internet, sino de la realidad. Con esto quiero decir que el MK Ultra existió.

A lo que asistimos durante los últimos años es a una conspiración para corromper el sentido original de la palabra “conspiración”. La mayoría de la gente, cuando escucha o usa la palabra “conspiraciones” (así, en plural), se imagina reptilianos en el centro de la tierra o tres ricachones sentados a una larga mesa y decidiendo impunemente el destino del mundo —tiendo a acordar con esto último, con la salvedad de que las mesas son varias y no siempre están de acuerdo unas con otras.

Y también se piensa en terraplanismo, claro. “terraplanista” se ha convertido en un descalificativo habitual y genérico. Cuando un “conspiranoico” se pasa de la línea, incluso para los estándares conspiranoicos, se convierte en terraplanista, incurra o no en la apología de la tierra plana.

Y yo me pregunto: ¿por qué de repente, y de la nada, salió una cantidad relativamente alta de gente a decir que la tierra es plana? ¿Quién financia sus congresos, sus viajes, y lo que piadosamente llamaremos sus investigaciones?

Simple: hoy es difícil ejercer la censura al estilo clásico, es difícil ocultar información al público. Aunque los grandes medios callen, siempre habrá alguien en internet que diga algo que no se debe decir. Por eso la mejor estrategia es la sobreabundancia de información: mezclar reptilianos y terraplanistas con el Mk Ultra y las dudas razonables sobre determinados eventos históricos. Que todo parezca lo mismo. O, mejor todavía, que todo parezca terraplanismo. ¿A determinado presidente de USA lo mataron porque quería auditar la reserva federal? Terraplanismo. ¿Ciertas gestas “libertadoras” en Hispanoamérica se asemejan punto por punto a un plan británico preexistente? Terraplanismo. ¿Que la Tierra en realidad es plana? Terraplanismo.

No pretendo que toda conspiración verosímil deba ser adoptada de inmediato como una verdad. Simplemente sugiero, desde este modesto espacio, no confundir la paja con el trigo.

Y si tras leer este texto me ha grabado en la frente la marca del conspiranoico, recuerde aquel epigrama que a menudo se le atribuye a Woody Allen (1): “Que yo sea un paranoico no quiere decir que no me estén persiguiendo”.

(1) También se lo atribuyen a Kurt Cobain y al novelista Joseph Heller, entre otros. Así es internet...